Este es el mejor momento para leer o releer El Eternauta. Y no es porque la cuarentena tenga que ser aprovechada en la lectura. Es por que este cómic argentino, clásico latinoamericano, ilumina desde la ficción el momento que estamos viviendo.
El exterior se volvió peligroso y letal, una diminuta amenaza se esparce por fuera de nuestra casa y no podemos salir sin un apropiado equipo de protección de salud. Sabemos que lo que está pasando cambiará la forma en que se ordena el mundo, pero no contamos con ninguna certeza. En ese punto se encontrará el lector y en ese mismo punto arranca la trama del Eternauta.
El protagonista es un héroe latinoamericano, todo lo contrario que un super héroe americano. Este último es un hombre común que por un hecho extraordinario y exclusivo se transforma en un super macho que será capaz inevitablemente de superar todos sus desafíos.
Por contraparte Juan Salvo, el protagonista de esta historia, deja de ser un hombre común cuando un hecho extraordinario y generalizado lo fragiliza, transformando al personaje en un sobreviviente, sobrepasado enormemente por las dificultades que vive. El lector encuarentenado podrá empatizar con las vivencias de los personajes.
El Eternauta es una aventura de supervivencia con mucho suspenso, entonces se lee rápido. La densidad de este cómic está en la relación con la muerte que establece el autor, ninguna vida se acaba gratis. Las muertes no compiten en espectacularidad, ni son una mera estadística en el gráfico de las noticias.
El autor se cobra una reflexión profunda sobre los miedos, las razones del comportamiento humano, lo inevitable, lo horroroso. Cada muerte incómoda recordando la propia mortalidad del lector.
Es tan profunda la presencia de la parca en la obra de Héctor Germán Oesterheld que el mismo autor se jugó la vida con el texto. Se hace presente en la ficción como un personaje que escucha y relata la historia que le cuenta El Eternauta.
Es un mensaje para el futuro, para evitar el mañana terrible que comparte con el lector, pero para nosotros ese futuro es pasado y sabemos que en la última dictadura militar en Argentina Oesterheld fue detenido, llevado a un centro clandestino de tortura y desaparecido.
Los trazos que dan vida a la historieta son arte del dibujante argentino Francisco Solano López, quien trabajó junto con Oesterheld en la revista Hora Cero, donde se publicaban series de historietas de manera semanal. El Eternauta fue impreso por primera vez en 1956 y a un ritmo de tres páginas por cada revista culminando sus viñetas en 1959.
Rápidamente se convirtió en la obra más importante del cómic argentino, contando con innumerables reediciones a lo largo del mundo. Ha sido adaptada al teatro y la radio, homenajeado en distintos formatos, pero nunca se ha concretado una adaptación cinematográfica o televisiva a pesar que han existido intenciones desde los años 60. Recientemente la plataforma de streaming Netflix, anunció que realizaría una adaptación, pero el proyecto se encuentra detenido por la pandemia.
La relevancia del contenido y mensaje de la obra se actualiza con la contingencia, ahora que el exterior se volvió peligroso, letal y no contamos con ninguna certeza.
Es el momento oportuno para buscar entre las aventuras, reflexiones, padecimientos de los personajes de este cómic algunas luces para entender a la humanidad en crisis. La profundidad de la obra es clave para que el contenido de ciencia ficción de hace 60 años atrás no quede obsoleto con el paso del tiempo y que, muy por el contrario, se renueva ante los hechos extraordinarios
Este es el mejor momento para leer o releer El Eternauta.