¿Cómo ganar puntos con el amargado del Usagi? Dale un libro que tenga relieves en la portada. Dios, cuanto amo esos pequeños detalles. Hoy toca revisar Bluebells, el último libro publicado y una nueva novela histórica de Francisca Solar, traído por editorial Planeta (Los últimos días de Clayton & Co y La vía Damna, aunque calificadas en otros géneros, también son ficciones históricas).
P.D: ¿Es idea mía o la portada tiene un aire a esas cajas de galletas Royal Dansk? Bueno, o también a una caja de hilos y agujas; depende de qué tan afortunado seas al momento de abrirla.
Sobre Francisca Solar
Escritora y periodista chilena con estudios de posgrado en criminología y psicología forense. Tiene más de 12 libros publicados entre relatos infantiles y ficciones. Buscando por internet, encontré que su primera obra es un fanfiction de Harry Potter titulado Harry potter y el ocaso de los elfos, texto de 756 páginas que nace al sentirse defraudada de La orden del fénix.
Tuve la oportunidad de hacer una reseña para La vía Dama un tiempo atrás, pero por motivos personales tuve que dar un paso al lado. Así que mis referencias para este artículo son netamente entrevistas que la escritora ha dado y mi análisis de Bluebells. En base a eso, siento que Francisca Solar gusta experimentar con una mezcla entre viejos arquetipos de la literatura con una narrativa más moderna, ligera y juvenil. Sacrificar densidad y complejidad a fin de conseguir arcos mejor pulidos que no pierdan gracia, tensión ni elegancia.
En la entrevista del 2007, titulada “He provocado mucha envidia”, escrita por Marcelo Macellari para el Mercurio, Francisca Solar responde:
«Marcelo: Tú has dicho que no hay una literatura para jóvenes ¿crees venir a llenar ese espacio?
Francisca: Espero. Es muy difícil escribir para los jóvenes, porque es una generación que se mueve mucho con lo que está de moda, muy influenciada por la tecnología, el cine y la televisión. Por eso, escribir para los jóvenes siempre es un riesgo, y aquí en Chile la industria editorial no se arriesga, porque se lee tan poco piensan que es mejor hacer lo de siempre. Y sentí que si alguien podía tomar ese riesgo era yo, porque tengo mucho por delante para escribir. No tengo que probarle a nadie, y no me quiero ganar el Nobel el próximo año. Yo no escribo por la plata ni por la gloria, sino por el placer de hacerlo y por una necesidad interna de fomentar la lectoescritura». Francisca Solar, Marcelo Macellari. El Mercurio (2007)
Francisca solar.
Bluebells: un respiro de aire fresco
El libro viene en una presentación de tapa blanda solapada en tamaño de cuarta menor, con 324 páginas de narrativa más una de dedicatoria al final. Su bella portada en azules y dorado resalta a la vista y al tacto.
En opinión personal, un detalle muy pequeño pero muy bonito para mí, es el uso de la solapa trasera. Principalmente en escritores nuevos, es normal ver textos innecesarios, redundantes con respecto a información que ya aparece en la primera solapa o en la contra portada. Sin embargo, Francisca Solar opta por ir directo al grano y mostrar solamente los tres libros que tiene con planeta. Directo, simple, elegante y bonito.
Con respecto a la trama, Bluebells nos narra dos arcos paralelos y conectados entre sí, ambos ambientados en un Chile a comienzos del siglo XIX. Por un lado, tenemos a Laura Villa-Smith, ilustradora botánica parte de la tripulación profesional del HMS Beagle, nave que transporta la expedición científica de Charles Darwin. Y por otro lado, tenemos a Jhon Rothschild, quien viaja desde Inglaterra a Valparaíso junto a su madre al enterarse por carta de que su hermano ha fallecido.
Laura aceptará un trabajo de institutriz en la hacienda Bluebells, haciendo frente a los prejuicios de la época en contra de mujeres que persiguen carreras profesionales. Mientras que Jhon deberá prepararse para recibir el rango de barón y hacerse cargo tanto de los bienes de su hermano, como de las exigencias de su madre.
Lo bueno: Dude, that’s kawai
Una novela histórica con tintes de literatura ligera. Una mezcla muy, muy, muy bien lograda entre un arquetipo literario clásico y una narrativa moderna, fresca, y fácil de masticar. La obra mantiene su consistencia y respeta sus propias reglas a lo largo de la trama, creando una sólida relación entre el contexto histórico y los trasfondos personales.
Los personajes son cursis y románticos. No confundir cursi con dulce, ya que el libro sí cuenta con una figura antagónica clara, pero incluso Lady Brigette es encantadora dentro de su propia naturaleza caótica.
Es sorprendente lo fácil que uno puede simpatizar con los personajes principales, sobre todo con Laura, un personaje femenino muy bien desarrollado. Su personalidad compleja, mezcla de un rechazo al status quo patriarcal de la época, una incontrolable pasión por su profesión y una delicada inocencia, crean un matiz que resalta en las primeras páginas del libro.
Y resalto ese punto en particular. Hablando de novelas inspiradas en el siglo XVIII y XIX, el concepto de la protagonista rebelde y de mal temperamento que lucha contra las imposiciones de una sociedad, está muy quemado. Francisca Solar demuestra que se puede crear una protagonista dulce, elegante y con convicciones igual de fuertes.
Sin duda que Laura pasó a ser uno de mis personajes favoritos de lo que llevo leído estos últimos meses.
Lo malo: arcos diluidos (SPOILERS LIGEROS)
Lo capto, sacrificar densidad a fin de crear una historia más ligera y disfrutable. Pero siento que Bluebells no se compromete con ninguno de sus arcos principales. Ya sea la batalla de Laura contra los prejuicios y actitudes machistas de la época, el actuar rebelde y anticonservador de Jhon, o el inevitable romance que florecerá entre ambos, ninguno parece concretar solidez.
Los nudos narrativos están presentes a lo largo de toda la trama, sí. Pero tienen que pasar 3/4 del libro para que recién tomen una forma concreta. Francisca maneja los diálogos de forma maravillosa. Crea situaciones especiales y muy entretenidas de leer, pero diluir tanto las tramas pueden empujar a momentos que sencillamente no aportan nada a los arcos y ni a sus bellos personajes.