Desgarrar: dolor físico y mental

Perteneciente a su colección Vintage Pulp, Sietch Ediciones presenta Desgarrar, un tomo de cuentos de terror escrito por Michael Rivera Marín

Escrito por Ktlean

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Ya se ha dejado claro aquí gracias a varias reseñas anteriores: la colección Vintage Pulp de Sietch Ediciones no para de crecer. En esta ocasión toca hablar del penúltimo tomo publicado, un libro de cuentos escrito por Michael Rivera Marín y que desde su título nos deja claro que esto irá de dolor.

Desgarrar se extiende por un total de 91 páginas, pero a pesar de ello, son varios relatos los que podremos leer en su interior. La gran mayoría rondan las cinco páginas, excepto el último, Sinfonía H, que ocupa poco menos de la mitad del libro.

Una muestra del talento de su autor y de un tipo de terror que tiene mucho que ver con el dolor físico y mental, además de con lo extraño, lo siniestro y lo sobrenatural.

Los cuentos

A través de nueve relatos, Michael Rivera Marín nos introducirá un poco en su perspectiva del terror. Una perspectiva que, sin caer en el gore, logra transmitir imágenes perturbadoras, muchas de las cuales tienen que ver con el cuerpo humano.

Así lo dejan claro Dedo pez, Compañera de curso y Ojos, los tres primeros. Ya sea como un encuentro fortuito, o a través del horror de un asesinato precedido por tortura, o en medio de un hecho abrupto e inexplicable, en estos relatos el lector se enfrentará a situaciones que pueden provocarle mayor o menor malestar, dependiendo de su aguante.

Luego, en una especie de intermedio, el autor nos lleva hasta el origen de cierta obsesión padecida por cierto autor muy conocido en el género, cuyo nombre se omitirá para evitar spoilers. Es un cuento corto, pero supone una mirada interesante a un personaje trascendental de la historia de literatura.

Después de Experiencia primigenia, volvemos a los miedos más arraigados en el los seres humanos: a la muerte, ya sea la propia o la de algún ser querido, a las arañas, a lo que otros piensan de nosotros. Todas estas historias tendrán siempre un alto componente de maldad, a veces hasta transformar al malvado de turno en un monstruo. Dicha transformación puede ser literal (como en Teocidas), o más cerca a la realidad (como en No fallarás).

El tomo finaliza con Sinfonía H, una historia donde se entrecruzan los secretos, las infidelidades y lo sobrenatural.

Su autor

Michael Rivera Marín accedió a hablar con nosotros sobre lo que significa el género del Terror en su vida y obra, cómo y por qué comenzó a escribir, así como también de qué trata su próxima novela.

¿Cuándo comenzaste a escribir y qué te llevó a hacerlo?

Yo empecé a escribir, así como decir «quiero ser escritor profesional» en Tercero Medio. Ahí decidí que tenía que hacer cada año, diez cuentos y que obviamente esos diez cuentos me iban a hacer ejercitar. Era prácticamente un cuento al mes, porque entre enero, febrero y diciembre yo pensaba la idea del cuento. Entonces en diciembre terminaba de escribir el último y me ponía obviamente a trabajar altiro en los siguientes. Y qué me llevó a hacerlo… yo soy hijo único, entonces leía mucho (y en esos tiempos no había internet, tú comprenderás), así que como leía tantas historias y jugaba a tantas cosas, por ejemplo, en la línea del tren, siempre tuve hartas aventuras con mis amigos, así que comencé a escribirlas. Dándole obviamente el toque de terror.

¿Por qué crees que desde esa edad ya te interesaba el terror? ¿Eras y eres un lector asiduo del género?

Yo, por esas cosas de la vida, como tengo 39 años, vi muchísimo cine de terror ochentero. Porque claro, el cine de terror en Estados Unidos salía en los ochenta, pero acá estábamos en Dictadura no llegaban tantas cosas, así que yo en los noventa vi muchas películas de terror porque se daban en televisión, o estaban en VHS, entonces en juntas con amigos tratábamos de ver películas de terror. Todo eso uno lo veía y era muy entretenido.

Entonces, sería porque en los noventa se consumió mucho cine de de terror ochentero, que tenía desde slasher, satanismo, monstruos. Eso era lo que me apasionaba.

Y si, era lector del género… Sí, absolutamente. Yo me acuerdo haber juntado dinero, peso a peso, para ir a comprarme libros a San Diego. Mi papá trabajaba ahí al ladito de San Diego, entonces yo pasaba a verlo, dejaba mi mochila y me iba a vitrinear los libros. Era un bonito viaje, porque almorzaba con mi papá, estaba con él en su trabajo, miraba libros, luego volvía. Y todo esto en las micros amarillas. Yo me movía por cien pesos por la ciudad. Además que, en Maipú no había metro, entonces yo me trasladaba a todos los lugares leyendo.

Y Stephen King era la luz.

Una vez me pasaron la plata para pagar las cuotas del curso y yo me la gasté en el libro Sangre de Clive Barker. Menos mal que a mi papá se le olvidó que me pasó esa plata. Entonces, pude pagar las cuotas y tener el libro. Yo me compré los libros de Sangre, de la editorial Martínez de Roca, una edición muy antigua, y con los cuentos de Barker desordenados. No es la mejor edición, pero para mí en ese entonces era una maravilla.

Aparte de Stephen King y Clive Barker, a quienes ya nombraste, ¿qué otros autores del género son tus favoritos?

Otro autor que me marcó mucho, especialmente para Lota 1939, mi nueva novela, es Dan Simmons, que es el escritor de La canción de Kali, una novela que me voló la cabeza. Es increíble ese escritor, tiene novelas de ciencia ficción como Hyperion. Pero, en particular, me gustan La canción de Kali, con el que me di cuenta que se podía contar de un lugar sin ser necesariamente de allí, que uno podía ir de visitar para construir el mundo (que es lo que hago en Lota 1939, porque yo no soy de Lota) y El Terror, novela que tiene una serie en Amazon Prime. Él se basa en hechos reales para construir un relato de terror. Me encanta como escritor, tiene una potencia increíble.

Y Gerardo Bloomerfield, autor uruguayo, porque era uno de los primeros autores que a principios de los 2000 o fines de los noventa hacía harto ruido en redes sociales, en televisión. Él tenía cuentos en su página web y no era lo típico uruguayo en lo que uno pensaba, como Benedetti. Además, tuve la suerte de conocerlo. Él me hizo un prólogo y yo le hice un prólogo a un libro de él.

Esos dos autores me revuelven la cabeza.

Siguiendo con el terror, pero llevado a lo más local. ¿Cómo ves el género en Chile? ¿Eres lector de autores chilenos de terror?

Sí, yo soy no solo autor chileno de terror, sino que también sigo y conozco a muchas personas que han escritor terror acá. Por ejemplo, a Pablo Espinoza Bardi, a Connie Tapia Monroy. He tenido la suerte de conocerlos, de compartir con ellos, de soñar un poco algunas oportunidades, tener ideas. También películas de cine chileno de terror, de hecho el año pasado presentamos Riffs de miedo, que es el libro de cuentos que lanzamos con Sergio Amira, en el Santiago Horror Fest.

Pero respecto a cómo veo yo el género… Siento que todavía en la producción de los libros no compite con un libro de una transnacional. ¿En qué sentido? En el tipo de portadas, el tipo de arte, las letras que se utilizan, la calidad del material. Si yo tomo un libro de acá y tomo uno de una editorial transnacional, sin saber el contenido, me voy a quedar con el libro de la transnacional. Acá todavía juegan mucho con el formato under, con el formato casi fanzine. Contra eso a mí me gusta ir un poco. Mis libros no van tanto por el under. Y por lo mismo yo me he preocupado de hacer un terror que pueda llegar a los jóvenes.

En ese sentido, ¿qué se siente ser parte de la colección Vintage Pulp de Sietch Ediciones?

Mi relación con Vintage Pulp se dio principalmente porque mi novela corta, Sinfonía H, se publicó en formato cartonera, que fue donde nos conocimos con Michel Deb. Yo quería que la novela fuera hecha con una producción muy artesanal, que fuera especial. La colección Vintage Pulp, con este formato realmente vintage, es decir chiquitito, me parecía que era genial. Hablamos con Michel por la opción de publicar y nos dimos cuenta que le faltaban páginas al libro, porque es muy cortita Sinfonía H. Y ahí decidimos añadirle los cuentos del libro Desgarrar, que era uno que yo pensaba publicar el 2015, pero no se pudo. .

Por eso me siento muy contento de ser parte de Vintage Pulp, porque finalmente lograba rescatar lo que yo quería hacer con ese tipo de cuentos. Tenía que ser una edición de lujo, minimalista. Me alegra montones, además que establece un nexo con un amigo.

Aprovechando que hace un momento hablaste de Lota 1939, ¿nos puedes contar un poco más sobre ese proyecto?

Mira, Lota 1939 trata sobre dos niños, dos hermanos, que tienen que viajar a Lota tras el terremoto de 1939, el 24 de enero. Se quedan con sus abuelos y es ahí donde se enteran que desde Lota aparece el Diablo. El terremoto no fue un hecho de la naturaleza normal, sino que fue algo orquestado, ya que los Cousiño tienen algunos secretos medio extraños. Entonces los niños deben intentar detener al Diablo. Pero para hacerlo, como son niños, se apoyan con el abuelo. A eso se suma que encuentran un cadáver en el parque Cousiño, entonces acá tenemos finalmente dos tramas: resolver el asesinato y a los niños intentado detener al diablo. Y en esa búsqueda, ambas líneas se van encontrando, lo que deja claro que todo está orquestado por la gente de la compañía minera.

Libro disponible en preventa

Últimas palabras

Para todos aquellos que gusten del género del terror y quieran saber más sobre la forma en que este se aborda en Chile, nombres como el de Michael Rivera Marín pueden significar adentrarse en lo que el mercado local tiene para ofrecer. Ya sea con Desgarrar o con alguno de sus otros libros, la invitación es a conocer a este autor y su obra.