Ted Lasso – Un Canto a la Vida

La atrapante y conmovedora comedia de AppleTV que va más allá del fútbol y de las convenciones clásicas con su contagioso optimismo.

Escrito por Nicolás

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La serie creada por Bill Lawrence, la mente detrás de la serie Scrubs, y protagonizada por Jason Sudeikis (Ted Lasso), quien pueden conocer por ¿Quién *&$%! son los Miller? o por sus años en SNL, no solo ostenta el lujo de tener 20 nominaciones a los Emmy (sí, veinte), también tiene el corazón de cada espectador que se atrevió a clickear play en Apple Tv+.

Es difícil hablar de Ted Lasso desde un lugar que no sea la subjetividad. Siendo una serie tan emocionante  y tan prolija a la vez, no deja de aparecer el gusto y el sentimiento al repensarla y por supuesto reseñarla. Ted Lasso nos mueve tanto porque probablemente es la serie que necesitamos.

La serie, estrenada semanalmente los viernes, llegó en el momento preciso. En unos 2020 – 2021 azotados por el encierro y el deterioro de la salud mental producido por la pandemia y las medidas de restricción, Ted Lasso llega a darnos una suerte de abrazo reconfortante. Con personajes y tramas cargados de vitalidad, alegría y calidez, no podemos hacer más que entregarnos a su refrescante y atrapante propuesta.

Jason Sudeikis nos ofrece un personaje alejado de la fantasía de poder masculina, típica de los complejos y atormentados personajes que tanto nos encantan como audiencia, contrarrestando con un inagotable optimismo y una pasión brutal por su profesión. Ser un entrenador lo desvive, no importa que venga del fútbol americano y que ahora tenga que entrenar un equipo de fútbol soccer en la Premier League, porque Ted Lasso no los entrena para ser mejores jugadores, los prepara para ser la mejor versión de sí mismos.

Y aunque el argumento suene a una clásica comedia romántica, logra evitar el cliché de maneras muy interesantes. Y aquí es donde entra su apartado técnico, porque Ted Lasso no podría ser una comedia mejor ejecutada. Desde su escritura al montaje, cada capítulo comprime en tan solo 30 minutos grandes momentos tanto cómicos como emotivos. Sin dejar que ninguna de éstas cualidades suprima o anule la otra. Complementándose tan perfectamente que hacen de Ted Lasso una serie muy satisfactoria de ver (y volver a ver).

El carisma de Ted será la brújula que guiará a la serie a no tropezar con convenciones clásicas, contagiando de optimismo y alegría al resto del reparto. La serie se niega a mostrarnos un clásico mariscal de campo o capitán del equipo arquetípicamente masculino. En vez de eso nos mostrará a un personaje complejo, que busca el triunfo como catalizador de la tensa relación que mantiene con su padre. Nos mostrará personajes inflexibles y estoicos al principio, pero sensibles, humanos y responsables ante el conflicto.

Algo similar pasa con el personaje de Rebecca (Hannah Waddingham, Game of Thrones). De entrada puede percibirse como una mujer despechada y con sed de venganza, pero su desarrollo se encuentra lejos de aquella idea. Terminamos conociendo a una mujer que sufrió, a la que le mintieron reiteradas veces y que se encuentra humillada bajo la sombra de su exitoso ex marido. Aceptamos su enojo, la comprendemos, empatizamos y la acompañamos a través de Ted en su travesía de ir sanando.

Hannah Waddingham y Juno Temple, ambas nominadas a mejor actriz de reparto.

Otra grandísima inclusión es el personaje de Dani Rojas (Cristo Fernadez), interpretando al jugador mexicano del equipo. Lo que, otra vez, de entrada podría ser una decisión arbitrariamente racista (por ser la representación de todo lo ‘latino’ en la serie),  resulta ser un personaje que funciona perfectamente dentro de este universo, aportando la energía y amor por el fútbol que sólo un latinoamericano podría comprender. Del cliché, a la sátira, a ser un gran personaje.

«Football is life», el lema de Dani Rojas, Rojas, Dani Rojas♪♪

Es importante el planteamiento de evitar el tópico común en la resolución de los personajes, porque estamos frente a una serie protagonizada, en su mayoría, por varones heterosexuales. Sus locaciones principales son una cancha de fútbol y un vestidor de hombres. Y el guion se encarga de entablar un discurso en torno a la temática masculina, pero nunca desde una imposición moral. El planteamiento en este caso no suele apuntar con el dedo aquello que está mal, sino que, al igual que Ted, se enfoca en florecer las virtudes y aceptar las responsabilidades. Además de tomárselo con humor.

La ternura también es un gran motor de la serie. Cada capítulo nos conmueve más que el anterior. A veces usada para generar una situación cómica por contraste, teniendo una habitación llena de hombres adultos llorando con el final del Hombre de Hierro, y otras para hacer avanzar la acción y recordarnos que el ser compasivo y la simpleza son grandes valores a tener en cuenta.

Esta linda cualidad hace empalmar el discurso de la serie con lo técnico. El ser la mejor versión de sí mismo rima con el arco de los personajes. El camino que transitan los jugadores del “AFC Richmond” junto a Ted Lasso a través de la ternura y el cariño los hace sacar lo mejor de sí ante el conflicto. Transformándose, ningún personaje es igual a como comenzó. Aparecen las personas detrás de los estereotipos, los vemos, los entendemos y sentimos con ellos.

La comedia sirve como llave o puerta de entrada para bajar las máscaras y comprender a los personajes. Verlos abrazando la vulnerabilidad nos revela su humanidad, nuevamente recordándonos que las cosas, y por qué no, las historias “complejas”, son siempre más simples de lo que creemos.

Ted Lasso llega en el momento justo para hacernos reflexionar, sin estamparnos un discurso a quema ropa. Entregándonos más sensaciones que respuestas a los grandes cuestionamientos. Planteándose desde un lugar mucho más sutil a la hora de hablar y construir un relato. Un lugar cálido, ameno y gracioso.

Todos necesitamos un Ted Lasso en nuestra vida. Ya sea que quizás algunos necesitamos ver la serie para recordarnos la simpleza, otros quizás necesitan alguien que esté ahí, apoyándolos. Pero sin duda la serie invita a que seamos nuestro propio Ted Lasso. Invita a una perspectiva mucho más compasiva de la vida, de nosotros mismos, a pedir ayuda, a comprender.