A principios de este mes la editorial chilena de juegos Fractal anunció que localizará Ratón Valiente, un juego de cartas para dos jugadores publicado originalmente por Blue Orange en 2011.
Pero ese juego, llamado en inglés Brave Rats, tiene un origen mucho más interesante el cual inicia, como muchas buenas historias, en Japón.
El Original
A muchos jugadores les puede sonar conocido el nombre Seiji Kanai , y con razón, ya que es el autor de un juego muy popular y reeditado hasta el cansancio: Love Letter. Su fama es merecida, porque está muy bien diseñado, es fácil de aprender y rejugabilidad muy alta.
Pero Seiji tiene un mérito que los jugadores más casuales no le reconocen: gracias a él se revitalizó la categoría de microjuegos, causando un gran incremento en este tipo de publicaciones en los años posteriores. Estos se caracterizan por contar muy pocos componentes, normalmente un reducido número de cartas y quizás algunas fichas o dados. Coup, One Night Werewolf y Coin Age son algunos ejemplos de juegos en esta categoría.
Los microjuegos suelen ser buenos introductores al hobbie para principiantes, ya que son extremadamente fáciles de entender, rápidos de jugar y, gracias a su tamaño, altamente transportables, por lo que siempre están listos para una partida cuando hay un tiempo muerto en el día. Pero, ¿qué tiene esto que ver con Ratón Valiente?
Bueno, claramente es un microjuego, ya que solo cuenta con 16 cartas y un libro de reglas, pero hay otro vínculo. Ratón Valiente inició como parte del universo de Love Letter. Así es, fue diseñado originalmente por Seiji Kanai, y tenía arte por Noboru Sugiura, quien también ilustró la versión original de Love Letter.
Antes de ser adaptado como Ratón Valiente, el juego se llamaba R (hasta para el nombre ahorró componentes) y tenía una estética muy diferente. Sin embargo, en la nueva versión ilustrada por Christophe Swal, la jugabilidad es la misma, y eso es un punto importante a considerar.
Cómo se Juega
En Ratón Valiente cada jugador representa a un clan escocés de ratones en conflicto entre sí. Pero pese a la guerra, el príncipe de cada clan se ha enamorado de la princesa del clan enemigo. Típica situación de Romeo y Julieta, pero duplicada. Además, por si no lo notaron aún, el nombre del juego es un chiste en referencia a Corazón Valiente de Miel, digo, Mel Gibson (en inglés también, Braveheart = Brave Rat).
Cada jugador cuenta con ocho cartas, numeradas del 0 al 7, teniendo ambos las mismas cartas. En cada turno elige una carta para enfrentarse a la del enemigo, y la revelan al mismo tiempo. La carta de mayor valor gana, y el primero en ganar 4 rondas es el ganador de la guerra. En caso de empate, la ronda queda desierta, y quien gane la siguiente ronda se considera victorioso en la anterior también.
Suena fácil, pero hay algunos detalles que agregan más complejidad al juego. Cada carta tiene una habilidad especial que lo hace fuerte frente a otras cartas o cambian la forma en que se resuelve al ganador durante esa ronda. Además, si uno de los jugadores usa a su Príncipe contra la Princesa enemiga, no solo pierde la ronda, sino todo el juego, dando la victoria automática al oponente.
De nuevo, en apariencia esto suena fácil, pero la interacción entre cartas puede llegar a ser compleja. Es por esto que el libro de reglas incluye una útil tabla que ayuda a solucionar cualquier disputa respecto a cómo los efectos de una carta afectan a otra. De todas formas, al ser sólo 8 cartas, luego de unas partidas la tabla ya no es necesaria.
Conclusiones
Aprender a jugar Ratón Valiente toma unos 5 minutos, máximo, y cada partida toma más o menos la misma cantidad de tiempo. Pero no hay que confundir eso con que el juego sea repetitivo o fácil de dominar. De hecho, es totalmente lo opuesto.
Cada jugador tiene las mismas cartas en la mano, por lo que cada uno sabe con qué recursos cuenta el otro a medida que avanza la partida. Ahí entra en juego el componente psicológico: ¿Qué carta va a usar ahora? ¿Está esperando que use a mi Príncipe para usar a su Princesa? Pero, ¿y si en realidad es un truco para que use a mi princesa y sacarla del camino? ¡¿Pero qué tal si ESO es un truco?!. Los juegos mentales no tienen fin.
Esto hace de Ratón Valiente un juego increíblemente adictivo. Es normal tener 5, 10, incluso 20 partidas seguidas. Y si, de alguna forma, llegas a un nivel de compenetración con tu oponente en el que es imposible volver a jugar sin predecir perfectamente los movimientos del otro, lo único que hay que hacer es jugar con otra persona y voila!, todo vuelve a empezar.
El único defecto que podría señalar de este juego (además del arte, que es una preferencia personal y por tanto no sería justo criticarlo por eso), es que se beneficiaría mucho de tener una versión más transportable, en bolsa de tela, como tiene Love Letter. En verdad, tiene incluso menos componentes (16 vs 24 cartas, y menos fichas), así que no hay razón por la que no se pudiera replicar ese tratamiento. Este juego no necesita una caja.
Pese a esto, Ratón Valiente es un éxito asegurado para Fractal, y una muy buena elección para incorporar a su catálogo.