Naruto: El camino del héroe a través de la empatía

La obra más famosa de Masashi Kishimoto gira su trama en torno a la venganza y combate el odio de esta con la empatía de su protagonista.

Escrito por FanoPetrikov

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Todos hemos visto por el internet los memes de Naruto, donde el protagonista del shonen utiliza una frase como arma: “yo antes era como tú”. Y los que han visto o leído la saga, saben a qué hace referencia, causando risa debido a cómo el protagonista, después de brindar exhaustivas luchas, logra cambiar la convicción de su oponente y así evitar el conflicto mayor y también ganar aliados.

Pero esto va más allá de un simple meme. Y es que la principal arma de Naruto se enfoca no solo en una simple frase, sino en una habilidad blanda que amerita recorre intrínsecamente las virtudes del alma: la empatía.

Comenzaremos esta reflexión volviendo al siglo XIX. Corría el movimiento de la estética en el arte y el romanticismo buscaba nuevas formas de inmersión a la hora de plasmar sus genialidades en los lienzos. Es así como muchos de la época buscaban en la naturaleza la inspiración para sus obras y, al poco tiempo, los alemanes definieron esta habilidad como Einfühlung.

Este término se podía entender derechamente como “sentimiento”, buscaba dar origen y explicación a la forma en que el artista lograba empatizar directamente con el escenario natural que contemplaba. Es así como por primera vez el hombre lograba dar una palabra al sentimiento que se generaba cuando el ser humano podía tener un sentido de pertenencia que iba más allá de lo social, sino que también a lo emocional.

Ya en el siglo XX, y aun más durante la post guerra, la psicología se dedicó a estudiar la empatía, definiéndola como la habilidad de un yo que puede hacerse parte del otro, haciendo su realidad parte de la nuestra y junto con ello poder entender sus emociones, percepciones, sufrimientos y alegrías, lo que por consecuencia mejoraría la convivencia y las relaciones humanas.

Es desde esta mirada, que Naruto logra entregar un personaje que se contextualiza de la mejor manera posible en todo el ancho de su misión de “ser un hokage”. Primeramente, veamos el mundo donde se desarrolla Naruto.

En palabras resumidas, tenemos un mundo ninja, donde las guerras han cesado y se mantiene una paz armada y diplomática que muestra constantes síntomas de tensión. Esta situación se romperá por la intervención de Akatsuki, una organización casi terrorista y de disidentes del mundo ninja, que buscan conseguir la mafia armamentista debido a las inminentes guerras que podrían desarrollarse.

Pero esta violencia que fomenta Akatsuki, y que paralelamente ocurre bajo las burocracias de los altos cargos, tiene una herencia histórica. Esta herencia es en la que se desarrolla la trama y que hasta el último tomo del manga nos entrega contexto para poder dar un inicio y un fin del ciclo, un ciclo de venganza y discrepancia.

Es Naruto entonces el protagonista shonen que nos toca, y como en todo shonen, recorre su propio camino del héroe. Naruto es un niño huérfano, hijo del cuarto hokage y una descendiente del clan Uzumaki. Es además el portador el Kurama, el legendario zorro de nueve colas que atacó Konoha el día de su nacimiento.

Criado en soledad familiar y aislamiento social, Naruto buscó la forma de poder llevarse la atención de la aldea de diferentes maneras, y su ingreso a la escuela ninja no fue la excepción. Desde su encuentro con Sasuke hasta su último enfrentamiento con Madara, Naruto experimentará la evolución introspectiva de su soledad y su infancia, rescatando de ella la capacidad de empatizar de sobre manera, al mismo nivel de protagonistas de otros shonen, como Goku, Yoh Asakura o Gon Freecss.

Y es que ser empático para Naruto requirió de dos cosas: por un lado, sufrir de una manera inconsciente, hasta el punto donde logra darse cuenta que está sufriendo, o como Sócrates lo llamaría, sufrir una mayéutica; y por otro lado, tener a alguien que creyera en él a pesar de su reputación, que claramente era empujada por la sensación de soledad.

Es así como logra desarrollar un sentimiento de empatía primeramente con Sasuke, otro niño huérfano debido a una crisis familiar, aunque no será hasta el final de la serie donde Naruto logrará convencer a Sasuke de que el camino de venganza que está recorriendo de nada le sirve.

Pero a lo largo de la historia, también tiene encuentros con otros personajes a los que logra hacer reflexionar y cambiar sus formas de ver la vida a través de su discurso de empatía. Y es que la obra completa gira en torno a los sentimientos de venganza, desde el inicio con Kaguya, hasta el conflicto son Sasuke. Generación tras generación aparecieron personajes que solo buscaban una predominancia política en el mundo ninja, que los llevó a hacer cosas poco éticas y, junto con eso, nutrirse de una interminable sed de venganza.

Es la reflexión interna de Naruto la que hace eco a lo largo del manga: “La violencia no cambia nada, la venganza no lleva a nada”. Para poder llegar a ese pensamiento, necesitó sumergirse en su propio dolor, y como diría Spinetta “quemar las heridas y encenderse de amor”. Este amor nace desde la capacidad de otro de creer en uno mismo.

Gaara es el otro perfecto ejemplo de ello, teniendo una historia similar a la de Naruto, existe un diálogo de su infancia donde se le explica que existen heridas físicas y heridas emocionales, que las físicas pueden ser sobrellevadas hasta con medicamentos, mientras que las emocionales a veces no sanan nunca, y que, para variar, la única opción de sanarlas es con la ayuda de un otro, sanarlas con amor.

Neji Hyuga es otro tema también, donde su situación personal de castas y la división de la familia central llevó a su corazón a sumergirse en el odio y en una creencia ciega de que el destino se forja y no es variable. Luego de su pelea con Naruto reflexiona:

«Padre, ¿es el destino de una persona como una nube que es dirigida por el viento? ¿O es como el viento que se puede dirigir a donde desee? Aún no sé la respuesta. De todas formas el final siempre debe ser el mismo. Una persona puede vivir de muchas formas diferentes para llegar al mismo sitio. Y en esta batalla es donde nos damos cuenta que los que son capaces de decidir sobre su destino, son los que de su vida dedican la persecución de sus sueños.»

Neji Hyuga
Neji Hyuga V/S Naruto

Podríamos analizar otros personajes que terminaron admirando a Naruto respecto a sus creencias personales y el deseo de convertirse en Hokage: Rock Lee, Sakura, Kakashi, Jiraiya o Hinata. Pero volvamos a dos villanos principales.

Por un lado Pain, quien definitivamente se mandó la mejor invasión que se puede haber visto en un manga atacando Konoha, y por otro lado Obito, quien perpetuó el odio en su alma para enceguecerse buscando el poder. Ambos sucumben frente a la pureza.

Es la oscuridad un tema relevante entre los que tocan los mangas shonen, y a pesar de que nadie asegura quién puede ser dueño de la verdad o tener la razón, existe el empirismo de que el hacer el bien es más llenador espiritualmente y aporta mucho más al desarrollo de las personas. Pero si pensamos en venganza, en rencor y resentimiento, la vía más efectiva es la oscuridad, debida a su frialdad y, por supuesto, su forma sanguinaria de actuar, que es lo que hace que los corazones de Pain y Obito sucumban.

Naruto y Sasuke Sombras

Todos, sumergidos en la herencia histórica de la guerra, en la formación social de la división y en la formación espiritual de los guerreros, jamás se dieron espacio de comprender al mal, a darle un tiempo de oído al mal y tratar de, a través de la diplomacia, entender el sufrimiento del otro. Lo contemplativo se redujo solamente a poder decidir cómo acabar con el otro, y no cómo sanar al otro.

Naruto es el fin de esto, es el último escalón del ciclo. Naruto tuvo más luchas internas que externas para poder llevar su mentalidad y su espíritu a la empatía y la convicción. Probablemente sea una característica típica de los shonen, pero si consideramos el factor de que la saga de Naruto cuenta con 72 tomos (lo que es bastante), en los que hay una dedicación enorme de no dejar nada sin explicar y lo justifica de buena manera, podemos concluir que Naruto no solo está peleando contra villanos.

Naruto también combate contra un ciclo eterno de violencia, combate contra la injusticia que divide a las aldeas, combate contra los sesgos del orgullo, contra las mentes cerradas y contra los buenos sentimientos que puede tener hacia los demás. Y por supuesto, está forjando también el camino de los lectores hacia la determinación, y la muestra clara de que todo lo que se hace por amor va más allá del bien y el mal.