Metal Gear Solid: Muchísimo más que un videojuego – Parte 1

Cada creativo podría tener un propósito distinto y es aquí donde Hideo Kojima se diferencia, ya que él decodifica su mente para compartir experiencias

Escrito por c.montecino

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La creatividad a veces es algo un poco confusa. El mundo de las ideas y de la creación puede ser una espada de doble filo. A veces eres un héroe, otras veces te conviertes en villano. Por ejemplo, para el mundo en su momento Mark Zuckerberg era el genio de la nueva era. Él solo conectó a las personas de formas que nadie pudo hacerlo antes. Pero pasado un tiempo, gran parte de las personas empezaron a pensar lo contrario.

Mark pasó de lo extraordinario a lo mundano. Él era la persona que inició esta hiper digitalización de la vida, de la sociedad como un conjunto. Fue el artífice del distanciamiento físico y emocional del humano. Casos como el de Mark existen miles, unos más comentados que otros, pero, al fin y al cabo, todos tienen una cosa en común: Necesitaban decodificar su mente.

Quizás al leer este artículo, creerás que el autor se equivocó de título; ¿Dónde está Metal Gear? Es una interrogante que muchos tendrán. Pero como todos saben, toda gran idea tiene su inicio, escondido en lo más recóndito de una mente que necesitaba decodificarse. Hideo Kojima, un hombre que al igual que Mark, ha pasado de héroe a villano en reiteradas ocasiones… ¿su culpa o no? Solo cada uno lo puede responder.

Antes de adentrarme en la mente de este creador, debo explicar un poco en qué consiste este proyecto. En un principio me surgió una interrogante sin respuesta, sobre cuál era la forma más idónea para abarcar una saga con más tres décadas a su espalda, que tiene un sinfín de entregas en distintos medios como videojuegos, libros, cómics y también una próxima película live-action que dirigirá Jordan Vogt-Roberts (The Kings of Summer, Kong: Skull Island).

Existía un abanico de posibilidades, pero al final del túnel, la luz apareció. En un principio no fue una decisión sencilla, porque aquella luz era un exigente desafío, aunque a su vez muy motivador; así que amigos míos, abróchense los cinturones y acompáñenme en esta travesía a la cual llamare: “Metal Gear: Muchísimo más que un videojuego”.

Este viaje consistirá en dedicarme exhaustivamente a jugar toda la saga Metal Gear, desde aquel lejano año 1987, en donde inició todo esto, hasta el año 2015, donde se le dio un punto final (con mucha polémica de por medio) a esta historia que ha encantado y marcado a millones de personas en el mundo. Cabe mencionar eso sí, que, como toda franquicia exitosa, existen muchísimos juegos que fueron concebidos solo para poder generar más ingresos, los cuales son conocidos como juegos no canónicos o remasterizaciones. Dichos juegos los saltaré y me concentrare netamente en el canon oficial de la saga.

Bueno, como mencionamos anteriormente, la concepción de toda esta saga vino de la mente de un hombre que, desde pequeño tuvo la necesidad de decodificar su mente. Pero ¿a que nos referimos con decodificar la mente? Bueno, hablamos de este término para especificar un tipo de persona que tiene tantas ideas e interrogantes dentro de su mente, que debe plasmarlas de alguna forma fuera de ella por distintos motivos.

Algunos lo hacen por sanidad mental, otros lo hacen porque los llena como personas. Cada creativo podría tener un propósito distinto y es aquí donde Hideo Kojima se diferencia, ya que él decodifica su mente para compartir experiencias. Y vaya que lo logra.

Hideo nació en Setagaya, uno de los tantos sectores de Tokio, Japón. Tal cual se repite en muchas biografías de grandes creadores, su infancia fue bastante nómade, ya que su familia se mudó a Osaka cuando tenía unos cuatro años. Después a la pequeña ciudad de Shirasakiy y finalmente se mudaron a Kawanishi, Hyogo en la región de Kansai.

Como se puede apreciar, la familia Kojima estuvo en un constante cambio por mucho tiempo, lo cual produjo que Hideo fuera una persona un tanto solitaria, ya que pasó gran parte de su infancia dentro de su casa viendo televisión o jugando con juguetes. Pero esta realidad también trajo consigo otro hecho fundamental para la vida del diseñador, ya que en su familia, a pesar de su constante cambio, hubo algo que no cambió jamás. Un simple acto que tomaron como tradición familiar, que trajo múltiples consecuencias en el futuro; los Kojima veían una película todas las noches.

A los tres hermanos no se le permitía irse a la cama hasta que la película había terminado; algo muy contrario a lo común en la crianza de los hijos. Pero es que era tanto el fanatismo de sus padres por el séptimo arte, que debían inculcarlo en sus hijos desde temprana edad. Entre los géneros que más veían se encontraba el cine western, europeo y horror. Incluso si había escenas de sexo, los tres hermanos podían verlas, ya que según sus padres, para el cine no había edad.

A la edad de 10 años, los padres de Kojima comenzaron a animarlo a ver películas por sí mismo. Le daban dinero para ir al cine solo, con la condición de que al volver debía contarles de que trataba la película, abriéndo un debate sobre ella, tanto sobre los temas tratados, como de la dirección de esta.

Con este antecedente familiar, ya tenemos un indicio del motivo de la creatividad del menor del clan, porque Hideo desde muy pequeño mostró habilidades creativas. Como él mismo ha indicado en algunas entrevistas, cuando era pequeño su mente siempre estuvo en constante actividad, pensando en diferentes mundos y realidades, tanto así que, debido a las constantes historias que inventaba sobre las cosas que lo rodeaban, no era muy difícil encontrar al pequeño Hideo riendo o llorando sin razón aparente, lo cual producía una gran extrañez en su entorno familiar.

Este amor infundado por el cine hizo que Hideo, en su etapa escolar, se interesara por hacer películas y, usando la videocámara de 8 mm de un amigo, él y sus amigos del colegio (escuela secundaria) comenzaron a hacer sus propios cortometrajes. En un principio sus amigos no estaban muy animados en acompañarlo en su locura, pero logró convencerlos poco a poco, hasta que todos estuvieron decididos en realizar sus propias películas.

A tal punto llegaron los planes de Kojima, que trabajaron en un proyecto el cual era ambientado en una isla en la que había un accidente de avión. Los sobrevivientes, los cuales serían solo estudiantes, tendrían que luchar para sobrevivir. Un argumento muy Battle Royale noventero.

En entrevistas donde Hideo habla sobre esta idea, cuenta que inclusive llegaron a engañar a sus padres para que los dejaran viajar durante cuatro días a una isla frente a las costas japonesas y así poder grabar la película. Pero no todo fue como él lo planeó, ya que los primeros tres días hicieron de todo, menos grabar algo. Cuestión muy acorde a la edad, ya que simplemente eran unos niños, por lo cual el ultimo día grabaron lo que pudieron, cambiando la trama por una película de zombies.

La vida de Hideo iba acorde a la de un niño de su edad, hasta que un hecho marcaría su vida para siempre; la muerte de su padre. Kojima solo tenía 13 años cuando esto ocurrió, y en palabras del autor, fue un tiempo muy duro y a la vez solitario, pero también fue el hecho que forjó su idea de convertirse en director de cine.

Aunque esta determinación lo llevó a tiempos más oscuros de su vida, le desesperaba la idea de ser un profesional del séptimo arte. Además, lo agobiaba lo difícil que era cumplir dicha meta: no había escuelas de cine en donde vivía, ni tampoco existía una industria grande de cine japonés en aquel momento, lo cual reducía sus expectativas y lo obligaba a tomar otro rumbo.

Es así como Kojima, un poco haciendo lo que muchos han hecho en su vida, ingresa a la universidad a estudiar economía, abandonando su sueño de ser cineasta. Este hecho quizás sea el final de la historia para muchas personas que algún día soñaron con ser algo y no pudieron, o no tuvieron el apoyo para lograrlo. Pero si algo nos ha enseñado Kojima, reflejado en su trayectoria como diseñador de videojuegos con 30 años a su espalda, es que es una verdadera caja de pandora.

Durante la universidad no dejó de lado sus gustos y, pese a que pasaron a ser hobbies, marcaban el día a día del joven Hideo. En su tiempo libre escribía novelas, las cuales incluso llegó a mandar a concursos, ya que creía que, si tenía éxito con alguna, quizás podría cumplir su sueño. Pero lamentablemente nada de eso sucedió y fueron pasando los años…

Hasta que, a principios de la década de los ochenta, un hecho cambiaría otra vez su vida: la llegada al mercado de Famicon, la primera consola de Nintendo. En ese momento, el joven Kojima pensó que esta emergente industria podría ser el camino por el cual podría acercarse un poco a lo que siempre quiso: una industria en donde podría, por fin, lograr que la gente viera las experiencias que su cerebro necesitaba decodificar.

¿Qué pasó con sus estudios? ¿Cuál fue la reacción de sus cercanos cuando les comentó esta nueva idea loca que tenía? Todo esto y mucho más en un próximo reporte y no olviden…

¡Estén pendientes a su códec!