Kaguya-sama: La guerra del amor nunca fue tan literal

¿El amor es una batalla? En Kaguya-Sama conoceremos a Miyuki y Kaguya, quienes idearán diversas estratagemas intelectuales para obligar al otro a confesarse

Escrito por Pía Marian

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Advertencia: Spoilers medios del manga de Kaguya-sama: Love is war. Si quieres llegar sin saber absolutamente nada, se te recomienda no leer este análisis.

El amor te vuelve estúpido, esta es una de las bases sobre las cuales se cimienta la comedia romántica: decisiones absurdas, malentendidos de fácil resolución si los personajes tuvieran una conversación franca y una incapacidad impresionante para comunicar emociones básicas son tropos frecuentemente utilizados en este tipo de historias. Y con razón.

Cuando los protagonistas de este género son adolescentes, da la sensación de que todos los recursos mencionados anteriormente se exacerban hasta lo cansino: Porque la adolescencia es horrible. Y lidiar con sentir mucho por alguien en esa época, es el doble de horrible.

Esto hace que muchos mangas con esta temática puedan resultar frustrantes o poco disfrutables, porque son recursos que hemos visto repetirse innumerables veces, así que resulta difícil hacer algo que se aleje de ellos. Aquí, entra Kaguya-sama: Love is war.

La dirección de verdad asegura que no es "ese" tipo de manga

Este manga, escrito e ilustrado por Aka Akasaka (cuyo verdadero nombre es Ogawa Hariko) y publicado en la revista Weekly Young Jump, no tiene una premisa especialmente original: Miyuki Shirogane es el mejor estudiante de la prestigiosa academia Shuchiin y el presidente de consejo estudiantil; Kaguya Shinomiya es la heredera de un gran conglomerado de empresas, estudiante modelo y hábil atleta; además de ser la vicepresidenta del consejo. Ambos se gustan, pero son demasiado orgullosos para admitirlo.

Si esta es nuestra premisa, ¿qué hace diferente a este manga?

Lo primero es la particular visión que tiene del amor, como indica el título, para este manga el amor es una batalla, una guerra donde todo se vale con tal de obligar al otro que te confiese su amor primero: porque en todas las relaciones de pareja existe un dominante y un sumiso. Ahora, si bien el manga tiene este paradigma, nunca explica exactamente “qué” significan estos términos, pues no lo cumple con una de las parejas secundarias.

Esto significa que la perspectiva que acabábamos de explicar, es más bien el pensamiento que tienen Kaguya y Miyuki al respecto, lo que genera el conflicto principal: ambos realizan complicadas estratagemas intelectuales para obligar al otro a confesarse.

Aquí es cuando la cosa se pone a interesante. Un narrador nos va poniendo al tanto del proceso mental detrás de las complicadísimas estrategias que el par de personajes realizan para forzar esta situación: Miyuki realiza planes improvisados, pero asertivos y suele ser capaz de dar la vuelta a la situación a su favor; en cambio, Kaguya utiliza contactos, los recursos de su familia y planea cada movimiento, pero es incapaz de seguir peleando cuando ocurre algo que no está en su guion. Está de sobra decir que la lógica de ambos personajes es ridícula hasta lo increíble.

Otra cosa interesante, es que la continua estupidez e incapacidad de los protagonistas para decir sus sentimientos no se expande a los secundarios, que ocasionalmente ponen una gota de “cordura” a la situación. Sobre los secundarios, si bien, carecen de los conflictos amorosos de los protagonistas, estos poseen sus propios arcos relacionados a ellos, siendo finalmente quienes los hacen sentir realmente como un grupo de amigos.

La primera es Chika Fujiwara, secretaria del consejo, quien parece un arquetipo de genkigirl al uso: ligeramente cabeza hueca, hiperactiva y buena en los deportes. En efecto, es todo eso, pero además, Chika, demuestra ser bastante inteligente (toca piano y habla fluidamente varios idiomas), manipuladora e incluso egoísta ocasionalmente, lo que le da varios matices a su personaje a pesar de seguir cumpliendo el rol de “agente del caos” en los planes de Kaguya y Miyuki.

El siguiente es Yu Ishigami, tesorero del consejo, un otaku gamer con malas notas y severos problemas sociales; la mayor parte del humor que tiene que ver con él tira de reírnos de la sobre interpretación que hace de las acciones de Kaguya, a quien teme (pero con quien desarrolla una hermosa amistad, formando la brotp más bonita de este manga). Desde mi punto de vista, también tiene uno de los mejores desarrollos de personaje de la obra durante el arco del festival escolar.

Por último, la adición más reciente al caótico consejo estudiantil: Miko Iino, la auditora del consejo. Este personaje aparece durante las elecciones, postulándose como presidenta contra Shirogane, quien acaba por derrotarla. Respondiendo a un arquetipo bastante tsundere, es una obsesa de las reglas y suele quedar choqueada ante las actitudes del resto del consejo, a quienes considera bastante inoperantes.

El tener varios puntos de vista y permitirnos “descansar” del conflicto principal le añade una cierta frescura al lento desarrollo propio de este tipo de historias, lo que, sumado al cambio de enfoque, lo hace bastante atractivo incluso para alguien que no gusta de este género.

En conclusión, si como yo le perdiste el interés a las comedias románticas, aquí tal vez encuentres una que, si bien no es revolucionaria, logra entregar suficientes novedades para resultar interesante.