Descender: algo más que un divertimento

Descender, la obra de Lemire y Nguyen, propone un cuestionamiento a la forma en que nos relacionamos con seres no humanos

Escrito por Chile en viñetas

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Jeff Lemire es uno de los guionistas de moda. Ganador del Eisner con Essex County y reclutado por las grandes compañías comiqueras norteamericanas, es con sus creaciones propias con las que destaca mayormente y donde muestra todo su potencial. Un claro ejemplo es el bullado Black Hammer, una deconstrucción del género de super héroes que viene a refrescar el medio y darle profundidad. Otro caso, del que hablaremos ahora, es Descender, cómic creado junto a Dustin Nguyen.

La trama

En un futuro altamente tecnológico, humanos conviven con robots y seres de otros planetas, estableciendo todo un sistema político interplanetario dominado por el Consejo Galáctico Unido (CGU). Entonces aparecen los segadores, unos robots gigantes que acaban con la mayor parte de la vida orgánica. Nadie sabe de dónde salieron esos robots, ni siquiera el Dr. Quon, el inventor de la robótica moderna.

Diez años después de esos sucesos, Tim 21, un robot con características humanas sumamente desarrolladas, despierta y encuentra que todos están muertos y su amigo Andy (el humano al cual debía acompañar) no está por ninguna parte. Una comitiva del CGU en la cual está Telsa, una especie de extraterrestre, y el propio Dr. Quon, descubrirán que Tim 21 y los segadores coinciden en su códice e intentarán descubrir cuál es el origen de la destrucción. Todo esto en medio de un clima anti robot que los lleva paso a paso a su exterminio.

Guión y dibujo

El dibujo de Dustin Nguyen destaca por su trabajo con las acuarelas, donde llegamos a notar la rugosidad del papel y le da esa característica propia que el cómic digital difícilmente podrá igualar. Al ser acuarela, él mismo se hace cargo de todo el proceso de dibujo, incluido el color.

Pero lo que realmente queremos destacar es el guion de Lemire y su desarrollo de la historia. La historia se centra en Tim 21, en la manera en que se fue humanizando y sintiendo emociones profundas que creemos ningún ser no humano podría sentir. Es justamente este personaje el que le da todo un cariz filosófico al cómic. En la relación de Tim con el resto de los personajes vemos desarrollada toda una ética que se la juega por ir más allá del antropocentrismo, abordando principalmente el transhumanismo.

Potencial filosófico

Contextualicemos: la ética es el estudio de la moral, es decir, de las costumbres, y en lo que nos basamos para diferenciar el bien del mal. La ética, por definición, tiene un carácter universal y busca explicar (más que normar) la forma en la cual nos relacionamos. Sócrates, la primera persona en la que pensamos cuando escuchamos la palabra filosofía, es tan importante en la historia de Occidente por ser el primero en preocuparse por los asuntos humanos, por lo mismo, el primero en preocuparse por la ética. De ahí en adelante, inevitablemente todo pensador ha hecho referencia a esto, explícita o implícitamente.

Varios años después, en el siglo XVIII, aparece Kant con sus imperativos categóricos, reglas que todos debemos cumplir para poder vivir en comunidad. El principal imperativo dice “Obra como si la máxima de tu acción pudiera convertirse por tu voluntad en una ley universal de la naturaleza”, lo que vulgarmente se traduje como “trata a los otros como quieres que te traten”. Es precisamente en este punto donde lo conectamos con Descender en general y con Tim 21 en particular.

Tim se relaciona con Andy, el humano, con Telsa, la alienígena, con Bandido, un perro robot y con otros robots con autoconciencia. Cada una de esas relaciones indica cómo es concebido Tim, cómo es tratado, cómo es considerado. Cuando está con Andy y su familia, lo tratan como uno más, como un humano que siente, que juega, que se relaciona. Por el CGU es tratado como un recluso, al cual tienen que llevar a la central para ser estudiado. Por el resto de los robots, es tratado como un igual, como parte de la futura raza dominante.

¿Qué tiene que ver el trato que recibe Tim con la ética? La ética, por muchos años, fue la relación del humano con el humano, es decir, la forma en la cual nos tratamos, nos relacionamos. Con el tiempo el término se amplió, nació la ética ambiental, relación del humano con la naturaleza; la ética transhumanista, relación del humano con lo no humano, con lo artificial.

Para pensar en Tim, debemos pensar en el transhumanismo. Esto implica, pensar en la posibilidad de que los robots tengan derechos. Pueda sonar una locura, pero si un robot siente, tiene autoconciencia, incluso es capaz de diferenciar el bien y el mal ¿qué lo separa de los humanos? Claro, no es un homo sapiens, pero más allá de la creación natural o artificial, es difícil encontrarle diferencias.

Algunos se defenderán planteando que está programado para ser así, que carece de alma, que en realidad responde a una serie de estímulos, pero si nos basamos en la psicología conductista (en simple, refuerzo y castigo para manejar la conducta), parece que los humanos no nos alejamos mucho de la programación, sobre todo considerando las escuelas chilenas. Además, más de uno puede decir, y con cierta razón, que el ADN es una forma de programación.

Si nos centramos en la presencia o ausencia de alma, caemos en la religión y se vuelve complicado llevarlo a un debate racional. Consideremos además que Tim aprende (sin ir más lejos, aprende a sentir), por lo que la programación inicial se va diferenciando. Inevitablemente, volvemos a la pregunta ¿qué nos diferencia de Tim?

Conclusión

Descender es una invitación a pensar en estas cuestiones, mediante la muestra y el desarrollo de sus personajes, nos hace retrotraernos y preguntarnos: ¿Quiénes somos? ¿Qué somos? Pensar en los robots y en la inteligencia artificial es pensar en nosotros, es volver 2500 años en el tiempo y ver el grabado del oráculo de Delfos que reza “conócete a ti mismo”.

Pensar en Tim es pensar en nosotros y empezar a cuestionarnos cómo tratamos al resto de los seres que habitan el planeta. Tal vez el desarrollo de la inteligencia artificial no ha llegado tan lejos y aún se queda en el marco de la ciencia ficción, pero el mero hecho de pensar en la posibilidad de que exista algo así, nos hace repensar si realmente somos tan especiales como creemos ser y si es justificado el control humano sobre la Tierra, con todas las consecuencias que eso trae.