Análisis Blade Runner (Final Cut) – Parte uno

La primera parte del análisis de uno de los más grandes clásicos del cine de ciencia ficción, Blade Runner de Ridley Scott.

Escrito por Alejandro

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Blade Runner es uno de los más grandes clásicos cinematográficos de ciencia ficción. Estrenada en el año 1982 y dirigida por Ridley Scott, fue una película que revolucionó el género, tanto por los interesantes y profundos temas que abarca, como por su espectacular puesta en escena.

La película se basó en el libro de Philip K. Dick titulado ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? del año 1968.

Desde ya, hay que hacer la precisión que la película tiene múltiples versiones o cortes, siendo los más populares el Domestic Cut, del año 1982 que fue el que llegó a los cines estadounidenses y el Final Cut, del año 2007, el que contó con el control artístico total de Scott, y que introdujo una serie de cambios respecto a la versión de cines, siendo la más relevante la escena del “sueño de Deckard” que implica un vuelco radical en la naturaleza del personaje.

Hoy analizaremos Blade Runner Final Cut, la cual nos muestra la perspectiva e idea del director, eliminando intervenciones externas y que se siente más orgánica y coherente que la estrenada en cines.

Analizar Blade Runner es una tarea titánica, ya que son tantas sus virtudes e interpretaciones que es imposible analizarlas todas y menos con la profundidad deseable. Dividiremos el análisis de esta obra en dos partes, la primera, analizando la premisa y parte de su historia, y la segunda, con su desenlace, el análisis técnico y el arte detrás de la película. A partir de aquí, spoilers.

Los Ángeles en el futuro

Los Ángeles, año 2019. Los avances tecnológicos han permitido a la humanidad colonizar planetas exteriores y crear androides idénticos a los humanos denominados replicantes, usados para labores de carga, militares o placer. Por otra parte, la Tierra se encuentra al borde del colapso medioambiental, con sus habitantes viviendo en precarias condiciones.

A Rick Deckard, un antiguo Blade Runner, se le encomienda la tarea de “retirar” a 4 replicantes fugitivos que se encuentran en la ciudad. En la búsqueda, se enamorará de una replicante llamada Rachel, quien cree ser humana, por lo que saber la verdad cambiará su visión de la vida.

Los replicantes fugitivos, por su parte, descubrirán que su vida no se puede extender más allá de 4 años, por lo que buscarán a su creador, asesinando a varias personas en el camino, lo que conllevará a un inevitable enfrentamiento con Deckard.

Esta es la premisa de la película. Quizás, a primera vista, pueda ser un argumento simple, pero se ve potenciada en niveles insospechados por el trasfondo existencialista y decadente que envuelve toda la obra.

Blade Runner es una película sutil. De manera natural y sobria va introduciendo un montón de interesantes y profundos dilemas y críticas sociales. Pequeños detalles y símbolos reemplazan explicaciones directas y evidentes, dando mucho lugar a lo ambiguo y a las interpretaciones del espectador.

El mundo de Blade Runner

La película tiene un estilo muy marcado, hay una mezcla entre cine negro y distopía futurista que se volvió un referente para obras posteriores y aportó en el nacimiento del sub género cyberpunk.

La ciudad de Los Ángeles es una ciudad sucia, contaminada y llena de gente. La luz del sol es casi nula y el humo rodea todos sus barrios bajos.

Vemos que las corporaciones están en la cima del orden social, las policías tienen un gran poder coercitivo y hay un retroceso en la calidad de vida debido a la crisis socioambiental.

La búsqueda y persecución de Deckard calzan de manera perfecta con el estilo de cine negro que tiene la película. El misterio, la estética clásica y los temas de Vangelis le dan un toque único y personal a la película.

¿Humanos o replicantes?

La película plantea un interesante debate sobre la naturaleza de los replicantes, quienes son idénticos a los humanos y que solo se pueden identificar a través del test de Voight-Kampf, el cual busca determinar si hay respuestas empáticas.

Que este test sea la única manera de diferenciarlos ya acarrea muchos problemas. En la misma película se muestra que el último modelo de replicantes, Rachel, que cuenta con recuerdos implantados, debe pasar por cientos de preguntas para ser identificada como tal, lo que hace que el avance en los diseños de replicantes haga que la línea que diferencia a ambos esté a punto de eliminarse.

Si los replicantes tienen recuerdos, sienten y desean ¿Cuál es la diferencia con un humano? Así surgen preguntas existencialistas que van directamente relacionadas. ¿Qué nos hace humanos? ¿Qué tiene un humano que el replicante no?

Claramente estas preguntas no tienen respuestas claras, siendo el espectador quien debe decantarse por una.

El lema de Tyrell es “más humanos que los humanos”, el cual se puede interpretar de muchas maneras y dice mucho del dilema ético sobre los replicantes. Este está admitiendo, incluso con orgullo, que hay humanidad en los replicantes, lo cual es totalmente contradictorio con el uso y la explotación que estos sufren.

Si hay humanidad en ellos, ¿cómo es posible que se les explote y coarte la libertad? La idea de la esclavitud de los replicantes es una realidad en la película. ¿Cómo se justifica la ausencia de sus derechos?

Así llegamos a otra muestra de la decadencia ética de la sociedad, ya que esta realidad es posible por la indiferencia y la discriminación. Nos es difícil concluir que en esta sociedad tan apática y fría no les importe el destino de los “portapieles”, sobre todo si esos son parte fundamental de la colonización espacial y el placer de la sociedad.

La sociedad deshumaniza a los replicantes. Por eso un replicante es “retirado” y no asesinado; si no son humanos, les son útiles a la sociedad, es valioso poder controlarlos para los fines propios.

¿Por qué Tyrell se empeña en hacer más humanos a los replicantes, si es contrario a la explotación de estos? Seguramente se debe a la vanidad y a querer jugar a ser un Dios. Tyrell es un personaje cegado por su poder, lo que finalmente lo lleva a su muerte.

La decadencia de la humanidad

La humanidad y la Tierra están pasando por horas oscuras en múltiples sentidos. La tierra es un lugar oscuro, sucio, ruinoso y contaminado, lo que es solo un reflejo de los humanos que habitan en ella.

Los humanos de la película son seres solitarios y decadentes, mostrándose una sociedad fría y apática, siendo un claro representante de ella el personaje J. F. Sebastián. Él vive solo en un enorme lugar, acompañado solo de sus creaciones biogenéticas, pero que no parecen servirle como compañeros. J.F Sebastián simpatiza con los replicantes y sus creaciones, pero no los ve como personas o un equivalente.  

Pero donde los humanos fallan, donde la compasión y el amor están en segundo plano, los replicantes aparecen como portadores de esos sentimientos que usualmente se señalan como “humanos”. Son los replicantes quienes, en la película, se muestran más humanos que los mismos humanos, quienes aman, sufren con las muertes de sus pares y pelean por sobrevivir. Quizás Deckard sea la excepción a la regla… ¿o no?

La búsqueda del creador

Roy Batty, el líder de los replicantes rebeldes, es quien permite dar un vistazo más profundo al comportamiento de estos. La idea inicial de su rol de villano se deforma rápidamente al conocerlo, mostrando ser alguien que solo quiere sobrevivir.

El encuentro con el creador es un tema que da para mucho análisis. El enfrentamiento entre Tyrell y Batty es profundo y cargado de interpretaciones, con Batty representando varios anhelos propios de los humanos. ¿Es un anhelo de la humanidad conocer a su creador? ¿Qué haríamos al estar frente a él?

Batty tiene una petición para su creador, él quiere vivir más. ¿No es ese uno de los grandes anhelos de la humanidad? ¿Es acaso el miedo a morir lo que define la humanidad?

Tyrell trata de consolar a su creación, explicándole lo perfecto que es, pero que nada se puede hacer para extender su vida, salvo gozar el tiempo restante. La respuesta de su desesperado y decepcionado hijo es la muerte de su padre, empezando un proceso de aceptación de su inevitable fin.

«La luz que brilla con el doble de intensidad dura la mitad de tiempo, y tú has brillado con muchísima intensidad, Roy.»

Eldon Tyrell

Fin de la primera parte

En una próxima reseña analizaremos el desenlace de la historia y el brillante y revolucionario apartado técnico de la película.